domingo, 10 de abril de 2011
pereza.
Después del atardecer,tras mirar como se iba sin camiseta,y con el ego puesto,supe que no volvería.No volvería porque nunca había sido mío.Ni sus preciosos ojos marrones,ni la sonrisa que miraba en el polideportivo,ni sus tabletas.Supuse que cuando se giró y ambos,su amigo y él me miraron,estarían hablando de mí,y de porqué estaba allí.Aquella tarde pude adivinar su comportamiento.Nada extraño pero,creí que sería distinto.Aún cuando todo pintaba negro yo le daba luz.Y pensé que las cosas cambiarían de una vez por todas.Me empiezo a dar cuenta de que,al final,lo único que haré será juntarme con cuantro niñatos subiditos de ego por cuatro zorras,para fardar por ahí en las discomóbiles,quedar por las tardes para hacernos fotos retocadas,contarnos secretos sobre sexo,y hacer botellones desmesurados en una noche en la que no hace falta volver a casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por comentar