miércoles, 18 de mayo de 2011

Hasta los sabios se equivocan.

No tenía ganas de nada.Entre su llanto se ocultaban  sus temibles ganas de verlo,de encontrarse con él una vez más,aunque él ni siquiera recordaría su rostro.Una vez mas las lágrimas no dejaban ver su sonrisa,y el dolor la tapaba también.
Aquel reloj ya no hacía "tic tac" y aquel conejo ya no tenía prisa,y aquel gato ya no iba por ahí haciendo bromas.Aquel país de las maravillas ya se había desvanecido junto con tus ilusiones,sus recuerdos,y todo lo que antes le llenaba de dicha.

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