martes, 10 de mayo de 2011

Quién dijo que para amar hacía falta ser amado.

Cuando él se separó de ella,notó como la furia subía hasta sus ojos y bajaba recorriendo sus mejillas en forma de lágrimas.Se encontró corriendo hacia su casa,se encontró sola en un lugar que ahora se hacía extraño.Ya nada era clásico.Ni el aroma,ni la fragancia,ni la esencia,ni el sabor.El hecho mismo de haber estado anhelando esos labios durante tanto tiempo,y luego al besarlo,no sentir ni el mas mínimo cosquilleo,ni el mas mínimo sentimiento,ni las ganas de continuar.Su habitación parecía rota,desencajada,como su misma expresión,nula.

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