Al tiempo no hay que matarlo. Lo que hay que hacer es engañarlo. Si le haces creer que eres feliz, se larga otra parte.

Paró el reloj en las doce en punto cuando le dijo que tenía que marchar,y sonrió,agradecido,contra sus labios.
Aquel vestido le quedaba perfecto,con toda la espalda y cuello al descubierto,permitiendo que pudiera besarlo.
Ella cerró los ojos.
-Te recuerdo que no estamos...solos-dejó escapar un suspiro mezclado con un gemido,sonriendo-Eh,Eth,para-dijo,atrapando su rostro entre sus manos.
Ethan se levantó,mirando el reloj,con picardía,y después observó la sala también.Todo había quedado suspendido en el tiempo:La copa de la que hubiera caído el vino,la gente que se movía al son de la música lenta...
Lo único que seguía en movimiento era el viento fresco,un brisa leve que entraba por la ventana,acariciando ambos cuerpos,envolviéndolos,al igual que la música.
Ethan enlazó una de sus manos,y comenzó a mecerse.Le siguió,y apoyó la cabeza en su hombro,sonriendo,oliendo su perfecto perfume.
-Eres la caña.Lo sabes,¿no?
-Supongo que si me lo dices tú,sí.¿Quieres despertar de este sueño?
-No,quiero quedarme aquí,contigo.
-Te quiero.