En días como aquel, cualquier cosa le hacía daño.La voz de él al otro lado del teléfono diciéndole que era feliz y que quería lo mismo para ella, mientras que ella se mordía el labio y aguantaba las lágrimas, asintiendo, mirando con los ojos llorosos a su mejor amiga, que estaba sentada mirando al teléfono.Ella sí sabía que todo aquello acabaría lenta y dolorosamente para ella.Por eso solo la acogió con sus dos brazos cuando se hizo el silencio, y tan solo se oían lejos los sollozos de un amor medio vacío, o medio lleno.
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