Acabo de leer uno de mis libros favoritos.Saboreo el final del libro mientras me quito la última lágrima.Ojalá todos los amores fueran como este.Es la quinta vez este mes que me quedo leyendo hasta que me duelen y me lloran los ojos.Puede que sea porque intento ocupar mi mente en otra cosa que no sea pensar en él.En sus ojos, en su forma de mirarla a ella.No me lo quito de la cabeza.Por eso mamá y mis amigas dicen que estoy en la luna.¿En la Luna?Si la luna es ese chico, entonces sí, vivo para pensarle.
Mañana hay examen de geometría, pero qué mas da.Se me da bien, o eso prefiero pensar.En lugar de coger el libro, me decanto por elegir mi regalo de cumpleaños del año pasado.Un bonito ordenador portátil.Ahí guardo mis fotografías, lo que escribo, mi diario secreto.
Lo más importante es que a estas horas, el wi-fi del vecino antipático y la maña que tiene mi mejor amigo para hackear redes, son mi única salida, mi amparo.Con suerte está conectado a tuenti y puedo pasarme unos quince minutos mirando su nombre y la circunferencia verde que indica que sí, está allí, sin más.
¿Con quién hablará a estas horas?No lo digo por nada, solo lo pienso.
Lo cierto es que mis amigas pasaron página cuando una de ellas dijo que un tampón le había quitado su virginidad.Ya ninguna habla conmigo de amor.Ahora solo quieren hablar de aros, sexo y tacones de trece centímetros de alto.
Suspiro y pienso que es mejor así.Si no hablamos de amor, tampoco tendremos que hablar de que llevo diez meses y veintitrés horas colada por un chico del que no sabe ni que existo.Dejo el portátil y me tumbo de espaldas.¿Cómo será el sexo? ¿Cómo se hace esto , o aquello?¿Porqué no puedo ni comprender mis propias preguntas?
En ese momento, recibo un mensaje.Alguien me habla.Es un cuadro que no consigo ver bien.Solo sé que es él y que estoy a punto de vomitar el corazón.
Sin hacer ruido, compruebo lo que me pregunta.Está abajo.
Me escapo de mis padres sin poder evitarlo, casi me escurro en camisón y con gloss y maquillaje como cuando salgo por las noches.
Me sonríe cuando consigo bajar, sin zapatos ni calcetines, despeinada, medio desnuda,pero al menos, decentemente maquillada, aunque sea en la oscuridad del portal.
Puedo ver como relampaguean tus ojos verdes como los de un tigre, y me acuchillan.No sé a qué vienen las mariposas en el estómago.Nos sentamos y empiezas a hablar.Te comento que ignores cómo voy vestida.Tú dices que te gusta.Yo te digo que pensaba que no existía en tu universo, ni siquiera como basura espacial.Tú te ríes.Eso hace que me maree y cierre los ojos.Tú crees que es una señal.
Y entonces recibo mi primer beso, queriéndolo, pero sin haberlo pretendido.Al primero le persiguen rápidamente otros que son mejores.Tu mano traviesa dibuja sin cuidado por mi cuerpo, mi mano en cambio se aferra a tu cuello, a tu pelo.Tengo los labios hinchados, pero quiero volver a verte mañana, y que no sea un simple sueño.Por eso te pido que, antes de que te vayas, me lo recuerdes con otro beso más.
Mañana hay examen de geometría, pero qué mas da.Se me da bien, o eso prefiero pensar.En lugar de coger el libro, me decanto por elegir mi regalo de cumpleaños del año pasado.Un bonito ordenador portátil.Ahí guardo mis fotografías, lo que escribo, mi diario secreto.
Lo más importante es que a estas horas, el wi-fi del vecino antipático y la maña que tiene mi mejor amigo para hackear redes, son mi única salida, mi amparo.Con suerte está conectado a tuenti y puedo pasarme unos quince minutos mirando su nombre y la circunferencia verde que indica que sí, está allí, sin más.
¿Con quién hablará a estas horas?No lo digo por nada, solo lo pienso.
Lo cierto es que mis amigas pasaron página cuando una de ellas dijo que un tampón le había quitado su virginidad.Ya ninguna habla conmigo de amor.Ahora solo quieren hablar de aros, sexo y tacones de trece centímetros de alto.
Suspiro y pienso que es mejor así.Si no hablamos de amor, tampoco tendremos que hablar de que llevo diez meses y veintitrés horas colada por un chico del que no sabe ni que existo.Dejo el portátil y me tumbo de espaldas.¿Cómo será el sexo? ¿Cómo se hace esto , o aquello?¿Porqué no puedo ni comprender mis propias preguntas?
En ese momento, recibo un mensaje.Alguien me habla.Es un cuadro que no consigo ver bien.Solo sé que es él y que estoy a punto de vomitar el corazón.
Sin hacer ruido, compruebo lo que me pregunta.Está abajo.
Me escapo de mis padres sin poder evitarlo, casi me escurro en camisón y con gloss y maquillaje como cuando salgo por las noches.
Me sonríe cuando consigo bajar, sin zapatos ni calcetines, despeinada, medio desnuda,pero al menos, decentemente maquillada, aunque sea en la oscuridad del portal.
Puedo ver como relampaguean tus ojos verdes como los de un tigre, y me acuchillan.No sé a qué vienen las mariposas en el estómago.Nos sentamos y empiezas a hablar.Te comento que ignores cómo voy vestida.Tú dices que te gusta.Yo te digo que pensaba que no existía en tu universo, ni siquiera como basura espacial.Tú te ríes.Eso hace que me maree y cierre los ojos.Tú crees que es una señal.
Y entonces recibo mi primer beso, queriéndolo, pero sin haberlo pretendido.Al primero le persiguen rápidamente otros que son mejores.Tu mano traviesa dibuja sin cuidado por mi cuerpo, mi mano en cambio se aferra a tu cuello, a tu pelo.Tengo los labios hinchados, pero quiero volver a verte mañana, y que no sea un simple sueño.Por eso te pido que, antes de que te vayas, me lo recuerdes con otro beso más.
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