Amelie

Asintió varias veces,tendiendo la mano sobre la pequeña mesita del lugar.Llevaba puesta una cinta con forma de trenza,a modo de tiara.Un pequeño vestido beige,con un cinturón amarronado,al igual que sus pendientes,zapatos,collar y anillo.
Suponía que sí dolería.Incluso que lanzaría un grito exagerado al aire.Pero el ambiente del lugar ya la había eclipsado.Cada uno de los olores ya había recorrido todo su cuerpo.De todas maneras no podía echarse atrás aunque quisiese.
No pudo evitar quedarse con los ojos bien abiertos,mientras aquel chico joven introducía la aguja en la vena de su muñeca.
Sus pupilas comenzaron a dilatarse,rápido,por la acción de la sustancia que recorría ahora su sangre.Recordaba que acabó cerrando los ojos.De manera repentina,sintió la boca seca,y una sensación de calma.Podía ver cosas donde no las habían,oía risas,en lugar de llantos.
Entonces se dio cuenta de que ya estaba drogada.Y que la sensación era máxima,tan solo hasta después de unas horas.