Las fotos solo sirven para hacerle recordar. Las llamadas, para que el politono se repitiese en su cabeza mil veces junto con su voz imitando la cancioncita. Los recuerdos significaban que aquella herida no había sanado aún. Que todavía se molestaba si le preguntaban por él, que no conseguía concebir un solo instante en que sus dientes formando una sonrisa no se presentasen por su cabecita enamorada. Las mismas fotos, también servían para pensar que quizá no estuvo tan mal, que a simple vista parecía real, que ese amor no-ficticio entre los dos y esa complicidad había sido capturado por un único objetivo, el de la cámara que retrataba tan bien sus sueños, curiosidades, sus besos, sus sonrisas, y cómo no, sus llantos. Un amor tecnológico y terriblemente adictivo que nunca olvidaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por comentar