Llega un momento en que las agujetas del corazón se convierten en cicatrices que realmente nunca sanan. Con el tiempo aprenderé qué cosas son las que producen estas heridas, de momento voy a imaginar que eres tú el que juega con los puntos de sutura con sonrisas y besos, con susurros y promesas que sé que no vas a cumplir por que te conozco y tú nunca has querido a nadie más que a ti mismo, es una lección que nunca aprenderé.
Supongo que es una de esas caras de las personas que uno no conoce hasta que indaga a fondo y va conociendo recovecos que no imaginaba. Por ejemplo cuando me besabas. Notaba el cosquilleo del que hablaban, pero tu en cambio eras frío, directo, implacable.
Y aún así me acostumbraba puesto que no podía resistirme al ataque de tus manos, de tu cuerpo, de tu piel.
Me enamoré locamente de ti y no hago más que perderte, puede que porque nunca te tuve, no te reconozco. Conozcámonos de nuevo. Yo soy Melania, la que tiembla cono ver tus ojos y se muere por morder tus labios. ¿Y tú? ¿Eres el chico con los ojos color verde mar y la sonrisa soñadora?
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