jueves, 30 de agosto de 2012

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No sabe quién va a ayudarle cuando los días son oscuros y tropieza con todos los errores del pasado. De todos modos, no cree que necesite ayuda, no cree que este sea su sitio, no cree en nada, en nada que me haya dicho. Confío ciegamente en que esté donde esté, alguien allí habrá alguien que le de un abrazo de esos que harán que se olvide de todo, una persona que le vuelva loco, y alguien que le haga reír. Odio sentirme mal por no poder decirle las palabras adecuadas, las que hagan falta, las que consigan que sienta la felicidad en el pecho que me gustaría transmitirle cada día, cada hora. Sé que la música hace que se esfumen sus problemas, se la pincha en vena para no sentir nada. No sé si se ha enamorado o no, pero en cualquier caso, es imposible no hacerlo de él. Es un pequeño marcianito que se cuela en tus entrañas sin que te des cuenta. De un día para otro, te importa más de lo que crees, y mucho más de lo que él jamás podrá creer.
Sé que me puede la impotencia y soy nerviosa, y niña, una cría,  cuando creo que le pasa algo y me preocupo, pregunto, y me quedo con la duda. Supongo que algún día, podré decírselo, contárselo. Decirle: 'El día que alguien de verdad se enamore de ti, no podrá dejarte marchar'. Y ver su sonrisa extenderse por el infinito.

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