Nunca existirá lo eterno, siempre existirá lo efímero. Como las notas temblorosas del pianista frente a su primer concierto, como las manos arrugadas de un experto del jazz y su saxo. Como las manos de un joven chico besando por primera vez a su novia, y como los besos de una mujer a su marido que llega a trabajar después de ocho duras horas como cada día. Supongo que son estas cosas las que me inspiran. Esas palabras que nunca diría a nadie y estos pensamientos que siempre tengo la necesidad de escribir y algún día se borrarán de la tierra como si nunca hubieran existido.
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