jueves, 18 de agosto de 2011

Tibiezas.


Me preguntó el porqué de tantas lágrimas,mientras se encendía el cigarrillo con un mechero que reconocí,pues se lo había regalado yo.
No le contesté.Me miró amenazante,mas sabía que no haría nada que me doliera más que que se fuera y me dejara allí sola.
Y comencé.Le dije que no había sido el verano que esperaba.Que no tenía esperanzas de nada,que no volvería a imaginarme nada perfecto,que no había ido las veces que había querido a la playa,que no me había dado besos mojados en la piscina,que no había encontrado el amor,que necesitaba ayuda,que no paraba de llorar,que para mí aquel verano no dejaba de llover,por mucho que hiciera un calor insoportable.Que deseaba que llegara el invierno,porque mis chaquetas eran lo único que me ofrecía abrigo.
Me cogió de los hombros después,soltó el humo,tiró el cigarrilo,y sonrió.
-Pequeña caprichosa,a partir de ahora,yo haré que todo sea como esperabas.
Y me besó.Mentía.No esperaba que lo hiciera hasta después de unos minutos.

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