Querido otoño, tíñelo todo con tu manto bronceado, con tu marrón delicado, tu naranja muy tostado.Dale a todo ese ambiente húmedo, mojado.Encuéntrate de nuevo repartido entre hojas secas que vuelan en el viento y por delante de las patadas y los saltos de los niños pequeños.
Hay una pequeña manía que siempre me encantó.Esa confianza que tenías siempre, siempre.Esas ganas locas de no dejarme escapar por muy enfadada que estuviese y por muchas veces que te amenazara con un chillido.Aunque lo pusiera todo, mi rimmel, la raya, tus cara incluso, todo, con mis lágrimas.Que tuvieras que pasar horas y horas abrazándome y diciéndome que ambos cambiaríamos con el tiempo, aunque fuera mitad verdad mitad mentira.Y me gustaba temblar entre tus suspiros y tus palabras en los días tristes, y también que me temblaran las piernas entre tus sonrisa o que se deshiciesen los huesos de las mismas en segundos cuando te veía llorar.
Este otoño no voy a dejar de echarte de menos entre las hojas secas y marrones al igual que tu castaño cabello.
Eras casi perfecto, ya que la perfección no existe para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por comentar