Amanece

Y aún así no parece ser suficiente para ella.Busca refugio bajo las sábanas aunque las ganas de fumar un poco la consumen.Quizá por que los labios de él tiene el mismo sabor que un cigarrillo justo antes de desayunar, uno después, otro en el almuerzo, uno antes de irse a dormir, o quizá dos o tres.Y es que además tienen el mismo efecto que la nicotina.Una sonrisa como esa, que droga, no debería estar permitida.Se retuerce bajo el manto blanco.Lo más seguro es que tenga que volver a llamarlo para saber de él.Ha pasado página, es 'feliz'.Y ella aún soñando con sus locas imperfecciones que le hacían(hacen)tan especial.
Parece que puede oír la voz de su madre al otro lado de la puerta, pero no habla con ella.Seguro que habla con su padre de que la cosa ya no puede seguir así, que no puede ir a más.Que todos los lunes lloraba sin falta,(No exactamente por que fueran lunes)Que siempre volvía sin ganas, que más que estudiar pasaba el tiempo mirando a la nada o a la misma página de un libro, que necesitaba despejarse.¿Despejarse?Lo único que necesitaba, era a él.Quién mejor que ella sabría ahora que lo que solía sentir era amor, ése amor que se va pero deja una huella tan grande como la de un dinosaurio. Le duele la garganta, no quiere volver a llorar, aunque de todas maneras no le quedan lágrimas.
La voz de su madre se desvanece, y otro día empieza, pero no acaba su dolor.