martes, 6 de noviembre de 2012

Laura y sus amaneceres.

Laura sabía que era especial. Su voz, su perfecto pelo rubio, su fuerza. Una fuerza capaz de ayudar a los demás, de traspasar barreras, de levantar a las personas que quería. Pero un día se dio cuenta. Tanto escuchar a los demás sin que nadie le preguntara como estaba, tanto callarse algunas cosas por miedo a hacer daño iban a poder con ella. Así que a partir de aquel día en que le temblaron las costillas por problemas y no consquillas decidió pensar en ella misma antes que en nadie, empezar a querer que se preocuparan por ella, y dar amor a quien realmente le quería. Como debía haber sido siempre.

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