Supongo que en esa ocasión especial tenía que regalarte algo.Por ese motivo elegí una cajita.Tú no sabías qué contenía, a pesar de que era muy pequeña, decidiste guardarle y cuidarla hasta el momento que te había pedido.Aún te recuerdo con las manos temblorosas y mordiéndote el labio con impaciencia, como quien espera un autobús al lugar más bello del mundo.Recuerdo tu cara de decepción cuando dentro no encontraste nada.Nada que pudieras ver, claro.Te pregunté si habías leído El Principito, y sonreíste diciéndome que no dejaba de nombrar aquel libro.
"Lo esencial es invisible a los ojos"
-Ven aquí.
Te dije, y me seguiste como un niño que sigue a se madre.Y te dije que dentro podrías guardar cualquier cosa.Sin esfuerzo podrías amontonar todos tus sueños de adolescente junto a los besos que salieron volando cuando quitaste la tapa azul turquesa.
Te atraje hacia mí en un intento de que tu presencia de no se volatilizara con un soplo de viento, y te besé con nunca había besado a nadie: enamorada.
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